Saluda del Presidente


Luis Miguel González Pérez

Presidente de la Asociación Vírgen y Mártir Santa Eulalia de Mérida

Ella, Eulalia, acurrucada a los pies de Dios, atiende nuestros votos y, propicia por nuestros cánticos, favorece a sus pueblos.” Con estas hermosas palabras, Aurelio Prudencio Clemente, poeta hispano latino que vivió entre los siglos IV y V,concluye el Himno que dedica a SANTA EULALIA de Mérida, en su Peristéfanon.

Así es como yo, más de XVII siglos después, sigo imaginando a esa niña emeritense. Por eso he querido iniciar este saluda con estos hermosos versos y compartirlos con todos aquellos que, a través de estas páginas, han querido acercarse para conocer mejor a “la Santa más importante de las Hispanias”, como la definiera D. José Álvarez Sainz de Buruaga.

Y es que el testimonio de esa joven cristiana emeritense, nacida en el seno de una de las primeras comunidades cristianas surgidas en el occidente europeo, posiblemente la primera en la península ibérica, significó un importante y trascendental impulso para la difusión del Cristianismo por el occidente romano. A través de ella, del conocimiento de su testimonio martirial, la buena nueva del Evangelio llego a muchos lugares, contribuyendo a la consolidación de aquella primitiva Iglesia cristiana y situando a Mérida como uno de los más importantes centros religiosos de Occidente y destino de peregrinación hasta la dominación musulmana.

Hoy la figura de Santa Eulalia de Mérida sigue ejerciendo una poderosa capacidad de atracción, que puede ser analizada y estudiada desde los más diversos puntos de vista, ya que reúne en un mismo personaje infinidad de perfiles, todos igualmente atrayentes y que se mantienen vigentes tras más de XVII siglos.

Eulalia fue una joven que recibió una educación exquisita, en una época en que la formación no estaba generalizada y mucho menos en el ámbito femenino (siglo III y IV), pero ella tubo acceso a esos conocimientos.

Eulalia se reveló contra una orden que imponía el culto al Emperador y que castigaba a todo aquel que no lo practicara, y con tan solo 12 años se presentó ante las autoridades romanas, para exigir que todos pudieran ejercer la libertad de culto.

Eulalia no se doblegó ante las promesas de una feliz y tranquila vida, si renegaba de sus ideas y creencias, y tampoco consiguió disuadirla la visión de los instrumentos de tortura. Ella se mantuvo fiel a todo aquello en lo que creía, y así lo expuso, con una elocuencia impropia de una joven de su edad y de su tiempo.

Eulalia acabó siendo torturada y martirizada, sus verdugos creyeron que con su muerte silenciarían a los que clamaban por poder ejercer libremente su fe, pero no lo consiguieron. El conocimiento y la difusión del testimonio martirial de aquella joven cristiana emeritense, fue semilla fecunda que germinó en el corazón de innumerables cristianos, y que hoy, XVII siglos después, sigue tan vigente como en aquel nuboso día del 304 d.c.

Los eulalienses del siglo XXI queremos seguir trabajando por mantener vivo y presente este testimonio de Santa Eulalia, basado en la fe en un único Dios, que nos envió a su propio Hijo como instrumento de salvación. Un testimonio basado pues en la fe, pero también en el conocimiento y la formación, en el respeto hacia el que no comparte nuestras creencias, en unas profundas convicciones que no se tambalean ante las presiones de una sociedad que, a veces olvida sus raíces. En resumen, tener a Santa Eulalia de Mérida como referente.

Todo el equipo humano que compone la Asociación de la Virgen y Mártir Santa Eulalia, deseamos que estas páginas contribuyan a difundir el testimonio de nuestra Patrona, la Virgen y Mártir Santa Eulalia. Así pues, les invitamos a conocer mejor a Santa Eulalia, en el convencimiento de que cuanto más y mejor la conozcan, más y mejor les cautivará esta joven emeritense, que hoy permanece acurrucada a los pies de Dios.

Con mis mejores deseos.

Luis Miguel González Pérez.