«A ti niña Eulalia, deja que exprese mis disculpas públicamente, deja que diga lo que siento. Hace algo más de 10 años viste a esos niños rebosantes de ilusión salir de casa por primera vez… Pues hoy… esos chiquillos quieren expresar su culpa, quieren que entiendas que ya crecieron, que muchos ya, son papás y mamás, que su atención se centra en lo más bonito que la vida les ha podido ofrecer.
Por desgracia, otros de mis hermanos están en la lucha con el devenir de su futuro, a veces con éxito y otras… otras no tanto… por eso andan algo descarriados y no llegan a estar… en fín, queremos pedirte disculpas por haber crecido tan rápido y que la vida nos quite el tiempo que nos hace apartar del camino que nos lleva a ti; los chicos… los chicos y niños, tienen tantas cosas que ya no saben que elegir.
También, perdona si no hemos sabido afrontar tantas y tantas desdichas que la vida nos ha puesto en el camino, ¿qué te vamos a contar de desdichas a ti verdad?, quizás nos ha superado el cúmulo de infortunios que han acontecido tan de seguido. Este año no hemos tenido la fortuna de ir a ti con la plenitud que mereces, por eso, preferimos no ir… no queremos verte triste, no llores la ausencia pues la vida da muchas vueltas y algún día encontraremos otra vez la felicidad. No hay día que sople la brisa y entre la espesa niebla de tu manto se escuche «Amor mío».
Niña Eulalia, volveremos a vernos».