
Mateos explicaba como las mojas desde un convento sevillano se trasladan a Santiago de Robledo en la sierra de Montánchez. Su aislamiento y el que estando en Robledo se fue poblando de muchas doncellas nobles de Mérida, Cáceres y Medellín, y por ser un sitio muy desacomodado se trasladó a Mérida en el año 1530, «y se les hizo la casa que tienen en Santa Eulalia, con coro alto abierto a la iglesia parroquial donde dicen las horas canónicas sin encontrarse con los clérigos en ellas». Es evidente tras la contemplación de lo que queda del edificio actual, las diversas reformas y actuaciones lo convierten en una amalgama de estilos y materiales.El deterioro, por la falta de uso, es evidente y aunque las noticias sobre actuaciones en el mismo aparecen de vez en cuando. «Las traseras de las Freylas, comenzarán a excavarse gracias a la nueva Escuela Taller (02/11/2010 )». La crisis frenó una de las actuaciones más necesarias y enriquecedoras, en todos los sentidos; de la ciudad, con la que se pondría una de las piezas más importantes de este puzzle, en el que historia, arqueología, y orgullo ciudadano, van de la mano y nos permitiría seguir recuperando un pasado glorioso y sólido sobre el construir un futuro esperanzador. El próximo año se tiene previsto la transformación del edificio en un moderno centro de investigación arqueológico y sede del Instituto arqueológico de Mérida, dependiente del CSIC.


